miércoles, 7 de diciembre de 2011

Corazón, cabeza, hígado (o algunos números)

Recomiendo este artículo con el que me he topado en el feisbuc que esta en Intelbook.com.

La cosa es sencilla: Un currela mileurista, que se mete eso en el bolsillo a final de mes, en realidad, debe generar recursos para más del doble de gasto. Es decir, que si tu jefe te paga 1.000 € a final de mes, tú has generado recursos por 2.100 (o más) lo que quiere decir que alguien se ha metido en su bolsillo el resto. Ese alguien es el gobierno de turno. El de antes y el de ahora. 

Vienen tiempos difíciles, y parece que a ningún partido en el hemiciclo le importa un carajo que nos roben por decreto ley. A ningún partido y a muy pocos particulares. Están bien esos gestos de los que están renunciando a ciertos privilegios, como el nuevo consejero de Bankia, pero no es de recibo que por solidaridad, por el estado del bienestar o por la coperación internacional, a un paisano le quiten la mitad de lo que debiera llevarse, por derecho, a casa.

Con eso, se hacen carreteras. Ayer me hice Valencia - Ciudad Real, por una magnífica autovía desierta. En la estación del AVE de Requena, bajan 7 viajeros al mes (creo) para un gasto de 50 milloncejos. Suma y sigue. No digo yo que no haya que hacer carreteras que sean la bomba, pero racionalizar el gasto tampoco está de más. A todos nos debe de parecer cojonudo que esto sea así, visto lo visto el pasado veinteene. ¿No? 

Todos estamos encantados. No veo arder ministerios, ni coches oficiales. Todo está bien. Ahora los recortes. Las subidas de impuestos. En fin, las cosas que todos sabemos que vendrán. Todo, menos meter la tijera en el gasto público de verdad: Empresas públicas deficitarias, estado por triplicado, subvenciones a amiguetes o conocidillos, gasto para contentar y pagar favores, etc. 

Y lo que yo me pregunto es si tu te lo preguntas... Si has pensado alguna vez en esto y si te sale a cuenta. Seguro que hay muchos a los que sí les sale a cuenta, a mí no, Supongo que a muchos otros tampoco. ¿Pensamos? ¿Usamos la cabeza? 

Mi amigo Rafa está totalmente de acuerdo conmigo, y aun así le cuesta mucho no votar al PSOE. El luchó y corrió delante de los grises, pero sabe que le han engañado. Aún así el corazón le dice que sociata.

Están los que votan en contra... estos son los del hígado. Yo no votaré a los rojos. Yo no votaré a los fachas. Hay vida más allá. Mucha más vida. 

¿Y para cuando votar con la cabeza?

viernes, 18 de noviembre de 2011

República. Estado. Empresas

Publicado originalmente en ellibrepensador.com

Rios de tinta y kilobytes de información están corriendo a raíz de la implicación -posible- de miembros de la Casa Real española en asuntos de turbio aroma. Parece que la cosa va para largo. Veremos en que queda el asunto. No es cosa mía saltarme aquello que unos y otros apelan o denigran, según el corrupto sea correligionario o no, aquello, digo, de la presunción de inocencia. Entre realeza y politicuchos, presuntos todos, anda el juego. Nada nuevo.

Desde el famoso “Roma no paga a traidores”, uno no sabe nunca a que atenerse cuando trata con el Estado.

Emperadores, reyes, reyezuelos y cosas peores, por la gracia de Dios, se arrogan la potestad de transmitir a hijos y sobrinos el poder omnimodo que ejercen según les interesa. Carlos III ya incluyó al pueblo en sus desvelos. Luego democracias y repúblicas florecieron. Incluso en España. Pero este país es cachondo y sufridor. Cainita y sadomasoquista. Primero nos cargamos a los reyes. Luego nos liamos a tiros, y al fin, volvemos al inicio. Así nos luce.

Todavía no nos hemos quitado el primer lastre para alcanzar cotas de libertad, digamos que mínimas. Tenemos y pagamos reyes y reinas. Y a la vista de los acontecimiento, puede parecer que no les pagamos lo suficiente. Manda huevos. Una institución obsoleta, cuyo fundamento está profundamente ligado a la falta de libertad, a la concentración del poder en manos de unos pocos… Con un Estado monárquico, mantenido a base de nuestros bolsillos,  jamás los españoles podremos ser libres. Es hora ya de vivir sin complejos.

Y si de libertad se trata, y de concentración de poder, precioso ejemplo tenemos en el doloso amancebamiento del Estado (de los Estados) con algunas grandes empresas. Soy un acérrimo defensor del capitalismo. Del libre mercado. De la desrregulación. Y este sistema, que a día de hoy colapsa, no se parece en nada al libre comercio.

Estados que rescatan empresas. Empresas que financian estados. Jefes de gobierno que llaman a consultas a los empresarios. Empresarios que cenan con ministros. Amancebamiento decía en el párrafo anterior. Doloso, para el ciudadano, califico de nuevo.

La intervención del Estado en la economía, bien sea para dictar por decreto ley las tarifas eléctricas, bien sea para inyectar dinero a través de la quantitive easing de turno, la búsqueda de prevendas por parte de las grandes corporaciones, a las que el libre mercado se la trae al pairo, es concentración de poder y como tal, problemas para el ciudadano.

Mientras el Gobierno no sea independiente de la Economía, mientras se pueda medrar, alguién medrará. En gasolineras o en Puerto Banús, tanto da. Pero ahí siguen muchos, pensando que cuando llegue Rajoy lloverá menos. Berlusconi ya se fue, y en Italia sigue diluviando. La sensación que me queda es que no es un problema de cabeza de lista – o de turco – si no de sistema. Colapso va, colapso viene.

Los otros mezclan churras con merinas. Sin darse cuenta de que todo son ovejas. Los bancos, como algunas grandes empresas, son parte de la casta, de los parásitos, y mientras haya poder al que arrimarse, se arrimarán, porque algo podrán sacarle, al 5% T.A.E. Conclusión, si no hay mucho poder en el estado al que arrimarse, no habrá mucho que sacar. Menos que sacar al estado, menos que nos sacarán a todos, queridos, que el estado este lo pagamos todos. A precio de imperio, me temo.

Y así van las cosas. Un Estado redundante, en el que no hemos dado pasos aún que nuestros vecinos, algunos, dieron hace cientos de años. En el que muchos señalan con el dedo al de enfrente: “Son las empresas”, “Son los gobiernos”, y los que estamos enfrente señalamos que no son todas las empresas, pero sí todos los gobiernos. Hemos de meditar. Sin prejuicios, sin complejos.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Me persiguen las elecciones

Y mira que suelo tener la cabeza alejada de ellas. Aquí, en mi refugio de Beyoglu. Entre kebab y te de manzana. Entre alfombras y pashminas. No hay quien se pueda escapar.

Metallica
Y eso que mientras RbCb y Rajoy debatían, yo decidía sobre el futuro laboral de algunas personas. Ellos dignos, circumspectos, oradores. Unos cuantos y yo, luchando contra la tozuda realidad, que no hace más que enviar gente al paro. Siempre mandando. A mi amigo Roberto, también lo han despedido hoy. ¿Y qué? Otro número más. 

Los mercados no dan tregua. Estamos al borde de la quiebra. Nos dan ya el 30% de probabilidades. El bono español es basura. ¿No iba a ganar el PP y sacarnos de ésta? Parece que los señores a los que les debemos el parné no confían demasiado en el asunto. ¿Y qué? No pagamos y santaspascuas, mira como lo pintan los griegos.

Yo quería olvidarme de las elecciones. Me pongo Metallica a toda virolla en el coche. Searching, seek and destroy. Me buscan y me encuentran. Me meten sobres por debajo de la puerta. De todos menos del P-Lib que es el único que me interesa. Para eso se sacaron la LOREG de la manga, que nadie se olvide, con el apoyo de IU y UPyD. No me queda escapatoria. 

¿Y qué? Pienso. Si me he follado a una oveja o a una cabra. No debería importarle a nadie. No debería de sentirme mejor ni peor que otros. ¿A quien le importa lo que yo haga? ¿A quien le importa lo que yo diga? Decía Olvido. Son muchos aquellos que lo dicen. Son muchos también aquellos que nos persiguen. Son muchas las campañas de concienciación.

En fin, que creía escaparme de la realidad, la cruda y fría realidad. A base de trabajo. A base de nadar a contracorriente. A base de pelear por lo que quiero - que no se parece en nada a lo que ellos dicen que debo querer. Aun sin pretenderlo, ya ves, me persigue esta realidad cabezona. 

No tengo pues más remedio que volver a sepentear por las calles de Beyoglu. Ponerme la música bien alta. Servirme otro whisky en jarra-o. Y decir Sabbra Cadabra, me he vuelto a tirar a una cabra. ¿Y qué? 

P.D.1.: La tele da más pavor si cabe en estas fechas. 

P.D.2.: Interesante el tema económico...con las previsiones de cambio de gobierno los mercados no dan tregua, ¿será que no se fían tampoco del PP? ¿Para cuando un poco de escuela asutriaca?

martes, 8 de noviembre de 2011

Pensamiento alternativo

La mente es un pedazo de células estupendo. Gobierna nuestro cuerpo. Gracias a ella, sin lugar a dudas, podemos ser felices. O tristes. Está llena de mecanismos complicados. Realiza un montón de cosas, sin que apenas nos demos cuenta. Nos mantiene vivos.

Quizá sea por eso, que para ahorrar energía, repita patrones ya aprehendidos. Tiene tantas cosas que hacer. Cuando no meditas sobre algo, si tienes que hablar de ello, repites los mantras que algún día oiste. Deduces o infieres, concluyes y das por buenas cuestiones que no son en absoluto inmediatas. 

No voy a negar que como todos tengo mis días. A veces me explico mejor y otras peor. Pero no dejo de sorprenderme de las conslusiones que algunos sacan de aquello que digo. Por ejemplo, no es en absoluto inmediato que proponer la abolición del estado, suponga proponer la abolición de las reglas. Deducir esto es falso. Que no exista estado significa que las reglas o los controles deberán ser ejercidos de otra forma. Necesitamos reglas: yo las estoy utilizando para escribir, reglas ortográficas y gramaticales. Fonéticas. Libertad y Responsabilidad. Cepillarse el estado significa, al menos para el que suscribe, que las reglas no las hace un conjunto de señores. Las hacemos todos, por lo que serán mínimas y prácticas. 

Algo parecido pasa cuando se habla de privatizar. Todo privado, ley de la jungla. Falso.


Me duele en el alma, que se ponga en mi boca aquello de que no soy solidario por no querer contribuir a una causa común por querer reducir impuestos. La solidaridad tiene muchas formas. Ni siquiera voy a entrar en la cuestión coactiva. Puedo ejercer la solidaridad cuidando a un familiar, apoyando económicamente a una ONG, siendo voluntario o de mil maneras distintas. No quiero ejercer mi solidaridad a través de los impuestos porque significa poner un intermediario del que no me fio, y que no necesito. 
Hay muchos más ejemplos, muchos más mantras que hemos interiorizado. 
- Si ganas mucho dinero seguro que eres un tipo malo, así que todos a devolver la nomina a fin de mes, o el IRPF en veranito. 
- Legalizar la prostitución, las armas o las drogas. Ni soy n putero, ni llevaria pistola, ni me meto de todo. 
- Aborto legal. Jamás le pediré a nadie que aborte, es más no me parece ni medio bien. 

Y podríamos seguir hasta la saciedad. 

Mis principios, que los tengo, son mios. Y pueden distar de los tuyos. O parecerse. El caso es que eso forma parte de nuestra parcela personal. Yo no me meto en la tuya y tu o el estado no os meteis en la mia. Cabe pues distinguir bien entre lo que yo hago con mi vida, y lo que pido para los demás. Que viene a resumirse en que cada uno debería poder de vivir la vida a su manera, sin molestarse. Así que cuando alguien diga algo diferente, busca en tu cerebro un resquicio de pensamiento alternativo, así quizás llegues a diferentes conclusiones, y a lo mejor, ese alguien no se moleste. 

P.D.1: Me niego a decir nada más sobre el debate, que esta línea.

P.D.2: No me resisto a comentar aquello de que "... yo no quiero un sistema de sanidad privado, no hay más que ver lo que sale en la tele...Ahhh, ¿entonces tu crees en Godzilla?" ¿Estoy deduciendo correctamente?

miércoles, 26 de octubre de 2011

This is the end...?

¿Será o no será? Llevo algunos días meditándolo.El fin del terrorismo de ETA. No cabe duda que es un anuncio positivo. Aunque a mi, todos estos tejemanejes me parecen cosa fea. Tufillo pestoso.

Por un lado las vícitmas protestan y quieren justicia. El que la hace que la pague. Se supone que eso es el Estado de Derecho. La falacia esa del contrato social. Que nadie ha firmado. Que a todos nos obligan a cumplir. Que los de arriba se saltan a voluntad. Aquí hay unos señores a los que hay que resarcir un daño. Si dicen que el estado de derecho nos hace libres... pues que se aplique. No se trata de perdonar o no. Se trata de cumplir las normas que son iguales para todos. Así nos lo venden.

La realidad es bien distinta. Ahora otro nuevo ejemplo de la mano de los terroristas. Dejamos la violencia de lado. Entramos por la via del derecho. Somos cuidadanos decentes. Y bueno, pelillos a la mar. Es decir, en virtud de un bien futuro, maleamos el Estado de Derecho. El fin justifica los medios. ¿No?

Otra carta sobre la mesa que pone de manifiesto que este Estado, esta forma de organizarnos, falla. Según para quien y según cómo, todo es interpretable. Todo es relativo. Las reglas están para saltárselas. Ellos las hacen, ellos las rompen. Ahora votaremos, y seguirán las cosas igual, o parecido. Tienen coartado el poder judicial, que dificilmente puede sentarlos en el banquillo. Ellos hacen las leyes para que así sea.

Los eurodiputados no se bajan la partida de gastos. Los griegos van sa sacar el dinero de los bancos en masa. Los indignados piden mano dura contra el capital, sin enterarse que ese capital y el estado son la misma basura podrida. En lugar de pedir libertad para poder vivir y relacionarse, sin que dios, el estado o el santa santorum se metan en su vida - lo que antes se llamaba capitalismo, y ahora, con tanta perversión del lenguaje no se como llamar para que se me entienda - piden férreo control sobre sus vidas. O quizá piden el control sobre las vidas de los demás, que de todo habrá.

En medio, unos encapuchados dicen que van a ser buenos. Todos contentos. A ver como les pagamos el favor de que nos dejen vivir. Y yo estoy empezando a hartame de este puñetero Estado, del bienestar, del derecho o del revés, que unos se saltan cuando les sale de la punta de ahí, días después de jurar defenderlo y respetarlo. Tengo un buen amigo, que dice que la casta no se entera, que hasta que no quememos cuatro o cinco ministerios no se van a dar por aludidos. Lo he meditado. Espero que no haya que quemar nada. Ya se sabe como va el tema:

Se queman unos ministerios.
Se manifiesta uno con muchos otros muchos días seguidos.
Se mata vilmente al malo de turno, todo ello grabado con el móvil y subido al yutú.
Se instaura la sharia.

Mirad la lista. Llevamos dos y medio de cuatro.

Manifestaciones muchos días, todo ello grabado y tuiteado, uno y medio. La sharia ya está instaurada hace mucho tiempo. En lugar de Alá, el estado. La casta dicta sus normas, se escapa de ellas y somete a los ciudadanos. Las modela, las moldea, te dice qué es bueno y qué es malo. La sharia de occidente. Y claro, visto el panorama, uno se pregunta... ¿cuándo acaba esto?

jueves, 20 de octubre de 2011

Lo que nos espera

Publicado originalmente en ellibrepensador.com

Ya ni el diario oficial de RbCb – manía de siglas tienen, oiga – le da dos telediarios. Su efecto es negativo. Quién lo iba a decir…

Parece pues, y cada domingo con más fuerza, que el Sr. Rajoy, Mariano el Impasible, será muy probablemente, y con mayoría absoluta, el nuevo presidente de esta nuestra piel de toro. Y tiene mucha tela que cortar. Muchísima.

Heredará un país hecho jirones, destartalado, mal dimensionado y tremendamente deprimido. Sin moral. Deberá meter la tijera, aquí y allá, recortando, cosiendo, desmadejando y empequeñeciendo un Estado del Bienestar (o Bienestar del Estado, hilando más fino) que se nos antoja ya a casi todos un mamut herido, al borde de la extinción.

Estoy convencido que algo, mucho, de tijera y de cuchillo jamonero habrá. Ya lo ha hecho en algunas autonomías, el nuevo/la nueva de turno. Pero se quedará corto. En mi tierra, Valencia, ya mandaban ellos, y nadie dice que hay facturas en los cajones y telarañas en las cajas, porque ellos mismos fueron los que se comieron hasta el último grano de arroz de la paella. Y las facturas ahí siguen, junto con las telarañas. Se quedará corto, seguro. Porque ningún mandamás de un partido de la España actual será capaz de cercenarse los brazos y las piernas, entendiendo por tales los miles y miles de paniaguados con carné que pululan por las consejerías, ayuntamientos y empresas públicas. La modificación de la ley electoral, con nocturnidad y alevosía, callando a la prensa y aprobada al alimón por PPSOE y CiU, es otra muestra.

El saneamiento de España, pasa por dejar en la calle a un montón de gente más. Por acabar de cortar los miembros gangrenados, aunque duela. Por dar un paso en favor de la libertad, y no dejarse seducir por la indignación, que pide más Estado, cuando el Estado, este Estado, es absolutamente insostenible. El saneamiento de España, el de verdad, pasa por una educación basada en el espíritu crítico, en la que el profesor enseñe al alumno que dos más dos son cuatro y que inmediatamente después le anime a cuestionarselo, a criticarlo y a comprobarlo por su cuenta. Un país sano, pasa por un desmantelamiento del sistema de subsidio. Por un solo contrato laboral, mercantil a ser posible. Por un Estado cada vez más pequeño, y cada vez más eficiente en su servicio al ciudadano.

Una Estado Español sano, necesitaría amputarse por propia voluntad, muchos sobrantes innecesarios, pero eso duele. Y sangra. Autodestruirse es antinatural. Por eso soy pesimista. D. Mariano, el Impasible, se quedará corto. Seguro.

domingo, 16 de octubre de 2011

Un hombre llamado Rcaballo

Tengo un comentario en el blog, de un lector llamado "rcaballo" que me comenta que los servicios públicos son mejores que los privados, porque los privados están pensados sólo para ganar dinero. Dejo el link de la entrada con los comentarios, para que el que tenga interés le de un vistazo.

Como me pilla el asunto, tras recorrer medio mundo esta semana, lejos de mi Valencia natal y mi Estambul mental, aburrido en CDG París, me voy a tomar la molestia de explicar, una vez más (y muchas más serán) por qué creo que mi buen lector se equivoca.

En primer lugar, diré que el mero hecho de que alguién quiera ganar dinero con algo, no hace que su servicio sea mejor ni peor. Hace que PUEDA efectivamente prestar el servicio. Si no ganara dinero, llegaría un momento que tendría que cerrar el establecimiento y, por tanto dejar de prestar el servicio. Por lo tanto es imprescindible, que para una correcta prestación de un servicio privado, alguién gane dinero. Si entramos en lo público, si el servicio que se presta pierde dinero, de forma continuada, habrá que ir aumentando impuestos y cosas por el estilo. Por lo tanto, los servicios públicos deberían tener al menos un tope de pérdidas, digo yo, si no pasa lo que pasa, que la Generalitat Valenciana no tiene para las facturas farmacéuticas desde Agosto. 

Siendo benévolos, un servicio público, debería tener un tope de pérdidas. Siendo consecuentes, como poco debería estar equilibrado, ingresos = gastos, repito, COMO POCO. 

En segundo lugar, es imposible que alguien que quiera ganar dinero con un servicio, sólo se dedique a ganar dinero, prestando un mal servicio. Al final, alguien prestará el servicio mejor que el primero, y el primero dejará de ganar dinero, porque nadie querrá sus servicios, por lo que no es una postura inteligente querer ganar dinero dando un mal servicio. Está en cualquier manual de gestión empresarial.

De hecho, tanto es así que los seguros privados médicos, compiten con la seguridad social, y cuando dan un mejor servicio que la seguridad social, ganan clientes. Conozco mucha gente que tiene los hijos "por lo privado" por ejemplo. También mucha gente que prefiere operarse por la Seguridad Social, por que todos los médicos buenos están allí. Lo cual no deja de ser cierto. 

Y con esto quiero decir, que un servicio privado, lo prestarían personas, con sus virtudes y sus defectos, igual que uno público, dónde hay grandísimos profesionales y grandísimos hijosdeputa. Con una salvedad, si el propietario del negocio privado quiere ganar dinero, y que sus clientes no vayan al servicio de la esquina de enfrente, se guardará siempre de tener a esos grandísimos hijosdeputa en plantilla, pues le harían perder clientes y por lo tanto dinero. Los hijosdeputa estarían al borde del precipicio. 

Finalmente, un argumento que suelo repetir, por que creo que es clarificador querido "rcaballo". Hay cosas tan imprescindibles para la vida como la sanidad y la educación. La comida, la bebida, la ropa. Todo en manos 100% privadas. Asumido por todos. No se da como servicio público, pero podría ser ¿no? Es fundamental para la vida. Y está al 100% privatizado. 

Y tú me dirás es que hay controles férreos sobre la comida y la bebida. Y yo te diré, ¿y por qué no habría de haberlos con la sanidad? Es más, ¿recuerdas las crisis de los pepinos? Recuerdo un problema no hace mucho con unos pollos asados. Somos personas imperfectas y siempre habrá errores, lo cual no significa que lo más inteligente, en un mundo cada vez más carente de recursos sea la búsqueda de la eficiencia.